“…poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud…” (2 Pe 1:5a)
Hace décadas escuché un bolero popular que resultó con el tiempo un tema clásico de este género, compuesto por un compositor llamado José Torres titulado “Lámpara sin Luz”, cuya lírica es el típico pregón de un infeliz despechado. El final de su primer cuarteta reza “Eres… como una Biblia sin Jesús”. Cuando llego a acordarme de dicha línea siempre reacciono igual, una carcajada, no puedo evitarlo.
Precisamente esa frase es la reminiscencia que da pauta a nuestro asunto que hoy nuevamente me produce hilaridad, no por lo cómico de su absurda postura sino por su perfecta analogía con la fe del cristianismo contemporáneo. Así como es imposible que haya una “Biblia sin Jesús”, tampoco es concebible la Fe sin Virtud.
La Fe es la primera y principal evidencia del nuevo nacimiento, realizamos el bautismo en agua para testificar que soy un producto genuino, etiquetado y listo para ser sometido a control de calidad con el fin de demostrar mi ciudadanía celestial. Se requiere valor, arrojo, determinación para enfrentar a todos y a todo pronunciando “a partir de este momento soy hijo de Dios”.
En conjunto eso es Virtud en su vocablo griego, su raíz traduce como “más fuerte para levantar”. El DRAE* la define como “actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos”; en sentido práctico es el conjunto de cualidades que una persona posee que lo benefician plenamente tanto a él como a todos los que le rodean.
Eso es justo lo que hace un Virtuoso (adjetivo de Virtud), deconstruye su entorno con nuevos paradigmas y lo reedifica para impactar ascendentemente su universo contiguo y a quienes lo habitan. Pablo logró este efecto, por eso declaró orgulloso “Y glorificaban a Dios en mí” (Ga 1:24).
Qué pésimo trabajo hemos hecho que actualmente el mundo avanza velozmente a su deterioro total reclamando a la Iglesia de que ésta no posee nada que se le pueda admirar y mucho menos agradecer. Cristianos congregantes, bíblicos, evangelísticos, mas no virtuosos, dado que no saben o han olvidado que la Fe es sinónimo de Obediencia (Ro 16:26; He 5:9)
La Fe se nutre de la Virtud pues después de ser una revelación es una decisión. El apóstol Pedro lo ha enunciado, demanda diligencia, ganas… Por lo menos tres diccionarios coinciden que Diligencia es el esmero prominente e inmediato que se invierte en algo para ejecutarlo con excelencia. Cuánto impacto hubiéramos logrado ya en la Humanidad bajo este principio, por eso Israel logró posicionarse ante el mundo después del desierto, porque bajo el férreo liderazgo de Josué aprendió que la Gracia es gratuita pero no barata, es decir, de balde pero no sin esfuerzo.
Pastor, líder ¿Cuánto ha crecido tu iglesia desde tu último aniversario? ¿Qué nivel de empeño muestras a tu cónyuge e hijos respecto de tu propia formación personal y espiritual? ¿De verdad tienes una visión o eres de esos mediocres que todo se lo dejas al Espíritu Santo?
Deja de engañarte, desafía tu conformismo, destierra tu analfabetismo teológico, imponte con ejemplo a qué estatura deben llegar los que te observan. Tal vez así por fin comiences a ser parte de la demanda de Dios para el Avivamiento que le urge a tu nación.
*Diccionario de la Real Academia Española
Hugo León
Pastor y escritor
hugo.leon.nec@gmail.com