La Pesca es tan antigua como el Hombre mismo, fue soporte de la macroeconomía de civilizaciones ancestrales como Egipto y Fenicia. Nada le preocupa mayormente al Padre Celestial que la salvación de la Humanidad. No exagero en aseverar que ser pescadores de almas es el llamado más solemne que le haya sido impuesto a la Iglesia (Mr 16:15; 1 Co 9:16-17). Humildemente postulo cinco principios para lograr este cometido:
Estar en el lugar indicado (Mt 4:13-17)
Qué fascinante, la revelación inicial del Mesías y la convocación de sus iniciados fue en zona portuaria. El mar en la Escritura representa el mundo y sus habitantes (Ap 13:1). Suele ocurrir que con el “servicio” asomamos un extraño fariseísmo, despreciando o aislándonos de la sociedad cuando lo que requerimos es involucrarse en su situación, pensamiento, problemas, padecimientos. De lo contrario no habrá puente de comprensión ni estrategia correcta, y jamás vendrán a Jesús.
Lavar la red (Lc 5:2)
En su tejido quedan residuos de toda índole: basura, escamas, etc. Es inevitable que se ensucie, además la sal del mar la torna tiesa e inmanejable. El lavarla le devuelve funcionalidad y flexibilidad.
Es imposible no contaminarse, no ensuciarse las manos y la vestimenta al tratar de sacar del estiércol del pecado a un alma. Venir a los pies de la cruz al final del día es vital para ser purificados, fortalecidos y habilitados nuevamente para la batalla ministerial y espiritual del día siguiente.
Usar la carnada correcta (Hch 8:30-38)
Un pez no come granos, come carne. Cada predicación o lección deben estar sazonadas con revelación, doctrina básica y aspectos prácticos a implementar en lo cotidiano. Se precisa estudio, consagración y sabiduría divina.
Sé objetivamente bíblico, no se trata de degradar el evangelio a un discurso moderno de mercadotecnia o superación personal, el asunto no es hacerlo atractivo, sino eficaz en cuanto a las respuestas de la vida.
También debes estar consciente que el mensaje tiene un anzuelo metálico que lastima, se llama Arrepentimiento, es por eso que el corazón se violentará, sacudirá y tratará de eludirlo, de huir (Lc 5:32, 24.47). Menciónalo o serás heraldo de condenación.
Disposición a innovar y emprender (Fil 3:12-14)
En Mt 4:21 se menciona que cuando escogió a Jacobo y Juan éstos remendaban sus redes, dicho término significa ‘reparar, perfeccionar, restaurar’. La jornada provoca que el trenzado de la red esté enredado, anudado, desgajado, tal vez roto y en algunas partes hasta inservible.
Invierte, evalúa, integra todo lo que se requiera para la mejora obligatoria de la pesca, recuerda que no puede haber “vino nuevo en odre viejo”.
Dios es quien opera (Lc 5:4-10)
Mientras que Pedro y su flotilla habían fracasado en su mejor intento bajo sus fuerzas y experiencia, bastó sólo un corto enunciado a manera de instrucción de labios del Maestro para que el fracaso se convirtiera en milagro.
Entiéndelo, la pesca sólo es pesca cuando el Señor es quien coordina: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Jn 6:44). La gente no llega por ti, sino por la Palabra milenial que pronunció Cristo. Repítela al pie de la letra, si lo haces correctamente entonces “el Señor añadirá a la iglesia los que serán salvos” (Hch 2:47).
Como puedes observar, no es ciencia, sino obediencia y entrenamiento ¿Qué esperas?
Hugo León
Pastor y escritor
hugo.leon.nec@gmail.com