En nuestra Sociedad la palabra libertad implica estar en la libre comunidad con la capacidad de tomar decisiones propias y de poder moverse al lugar que la persona quiera y llegar a hacer lo que le plazca. Sin embargo, el concepto de libertad que Dios establece en su Palabra está muy lejos de esta definición.
Veamos lo que dice Gálatas 5.13-15:
13 Pues ustedes, mis hermanos, han sido llamados a vivir en libertad; pero no usen esa libertad para satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen la libertad para servirse unos a otros por amor. 14 Pues toda la ley puede resumirse en un solo mandato: «Ama a tu prójimo como a ti mismo», 15 pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a otros.
Quiere decir que somos libres cuando podemos escoger entre el bien y el mal, entre lo que es correcto y lo que me da placer y logro decidirme por el bien y por lo que es correcto, no por miedo sino por amor a Dios, a mi mismo y al prójimo. ¡Esa es la verdadera libertad! Somos libres cuando el pecado y la maldad no me esclavizan, porque puedo ejercer el dominio propio que Dios me ha ayudado a desarrollar por medio de su Espíritu Santo. Esa tercera persona de la Trinidad, que vive en todos los que le permitimos a Jesucristo, que sea el Rey que gobierna nuestras vidas. Por esa razón podemos gobernar nuestro cuerpo y hacer lo que es correcto conforme a la Palabra de Dios, en lugar de ser esclavo de lo que el cuerpo nos pide.
Hombres queridos, esa es la verdadera libertad y la verdadera hombría. ¡Qué felicidad sentirás cuando estés en control de tu vida! ¡Cuando no vivas esclavizado a lo que el cuerpo o la carne te pide, sino que respondes responsablemente a lo que el amor de Dios te pide para tu beneficio y de tu prójimo! Él nos ama y dio a su Único Hijo, para que tu maldad y la mía fuera perdonada, por tanto, en agradecimiento a ese amor, decidimos obedecerlo no por miedo a un castigo sino por el inmenso amor que nos une a Él.
Por otra
parte, vemos el libertinaje que es una degeneración de la palabra libertad. El
libertinaje postula que el ser humano es dueño de su vida y puede hacer lo que
quiera, cuando quiera y a quien quiera porque es “libre” de hacer todo lo que le
produzca placer, independientemente de que otros se afecten con sus
acciones. Eso que la gente llama
“libertad”, pero que es libertinaje, es lo que esclaviza a todo aquel que lo
practica y lo conduce a la muerte emocional, espiritual y muchas veces hasta la
muerte física.
Tú puedes
estar preso de tus bajas pasiones, aunque no estés confinado en una cárcel y
puedes ser un hombre libre aun cuando puedas estar en una cárcel, si has
comprendido lo que significa el perdón de Dios. Porque quien vive haciendo lo
que el cuerpo le pide, vive esclavizado a sí mismo, a sus bajas pasiones y a su
yo. Y cuando quieres hacer lo que te place en lugar de hacer lo que agrada a
Dios y le hace bien a tus semejantes, llegas al libertinaje.
Libertad es
la facultad o capacidad del ser humano de actuar de acuerdo con sus valores,
criterios, razón y voluntad. El libertinaje es usar y abusar de la libertad sin
tener en cuenta a Dios, al prójimo ni a las consecuencias provocadas generadas
por la acción.
La libertad
es un derecho y un valor que va de la mano con el respeto y la responsabilidad
de quienes caminan conforme al corazón de Dios. Por eso, sé libre y abandona
cualquier libertinaje que estés practicando para que Dios sea siempre quien
dirija y ordene tus pasos. El hombre que actúa de esa forma se gana el respeto
y la admiración de su familia y se convierte en un ejemplo que quedará grabado
para siempre en el corazón de todo aquél que le conoce, pero sobretodo
demostrará que ama a Dios de todo corazón. Vivirá seguro y confiando en lo que
dice el Salmo 37.23: “El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en
cada detalle de su vida”.
Norma
Pantojas DCC, MC #0981
Consejera de
Familia
normapantojas@gmail.com
www.normapantojas.com
Autor: Norma Pantojas
Fecha: 25-09-2019