Mucha gente de todos los ámbitos proyectaba grandes logros en lo personal, en lo económico, en lo político y la sociedad en general, iniciamos este año con grandes expectativas.
Muchos planteaban 2020 como el año de la fortuna y la prosperidad. Hoy nos preguntamos ¿Dónde están esos planes? ¿Dónde están esas aspiraciones?
Estamos viviendo una temporada muy difícil. Somos testigos de cómo se detiene el mundo entero y de cómo las personas sucumben ante la pandemia.
Todos los noticieros hablan del mismo tema: quédate en casa, distanciamiento social, hospitales, contagios, pandemia, enfermedad, miedo, muerte.
La realidad actual nadie la tenía prevista, estamos adoptando nuevas formas de vida, de convivencia, de comunicación. Las estructuras políticas, sociales y económicas han colapsado, no tienen en sus manos verdaderas soluciones. El curso de la historia de la humanidad ha tomado un nuevo rumbo.
Es muy importante discernir los tiempos. Jesús lloró porque su pueblo que no entendió el tiempo de su visitación.
El pueblo de DIOS hoy más que nunca necesita ser luz. Tu y yo vamos a ser parte activa de un avivamiento.
El tiempo de confinamiento ha servido a la Iglesia como tiempo de reflexión y de preparación. Nos ha hecho conscientes de que la Iglesia no es un lugar, la iglesia somos nosotros. El pueblo de DIOS está formado por guerreros, somos un ejército.
La Biblia dice que el Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Es tiempo de actuar. Es tiempo de ganar almas.
Pero ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?
DIOS está esperando nuestra respuesta. La necesidad es grande. Hay más de 80 millones de mexicanos que están enfermos, que tienen miedo, que tienen necesidad, que están muriendo… ¿Quién irá?
La palabra de DIOS, asombrosamente hoy es más vigente que nunca. Su mensaje es de primera necesidad y de vital importancia para la buena salud, es la única verdadera respuesta en medio de estos tiempos difíciles. Es esencial para la vida de todos los mexicanos.
Solo DIOS puede sanarnos y librarnos de la ruina. Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Dios va a producir un gran avivamiento, la misma creación aguarda la manifestación de los hijos de DIOS, su ejército necesita levantarse y pelear la batalla. Iglesia no tengas miedo, toma tu trinchera ¡levántate!
Tal vez sea la última oportunidad. Aprovechemos y compartamos la Biblia con todos nuestros seres queridos. Prediquemos el evangelio. Que todos conozcan al único DIOS verdadero y procedan al arrepentimiento ¡Que ningún mexicano se pierda!
Bienaventurado el que lee,
y los que oyen las palabras de esta profecía,
y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca.
Apocalipsis 1:3 RVR60
Arq. Julio Splinker Martínez
Director General
Sociedad Bíblica de México, A. C.